Semana americana

Si el otro día hacía mi post reverenciando una de las recetas americanas por excelencia... hoy le toca el turno a otro de los clásicos de la cocina yankee: Carrot Cake

 

Llevo toda la semana preparando los nuevos cursos que impartiré. Uno de ellos será de cupcakes especial recetas americanas, así que mientras diseñaba la clase me acordé que la tarta de zanahoria es una de los bizcochos más exquisitos que existen. Es uno de los favoritos de mi padre, le encanta, porque según cuenta cuando era niño su madre acostumbraba a hacer tartas de zanahoria. Como este fin de semana tenía tiempo me puse a ello.

El origen del Carrot Cake no es específicamente estadounidense. Aunque sí es típico de la cocina anglosajona, su uso se remonta a la edad media, cuando se endulzaban los dulces con zanahoria, remolacha o calabaza ya que la miel o el azúcar sólo estaba reservado para las clases altas por su elevado coste económico. Siglos después fue trasladada a Estados Unidos donde pervivió hasta nuestros días convirtiéndose en uno de los clásicos, gracias sobre todo a grandes cadenas de cafeterías como el Starbucks donde es uno de sus postres estrella.

Pero no me enrollo más y voy a explicar la receta.

INGREDIENTES

• 3 huevos
• 195 ml de aceite vegetal
• 1 cucharadita de canela
• un poco de nuez moscada
• 300 gramos de azúcar moreno
• 250 gramos de zanahoria rallada
• 150 ml de leche
• 300 gramos de harina
• 15 gramos de levadura
• una pizca de sal
• 75 gramos de nueces

ELABORACIÓN
Precalentamos el horno a 180.
En el bol de la amasadora vocamos los huevos y batimos.

 

Añadimos la canela, la nuez moscada, el aceite y el azúcar moreno y volvemos a batir.

 En este momento dejamos la amasadora y lo empezaremos a integrar todo a mano. Lo primero será la zanahoria, que habremos rallado previamente:

Después añadiremos alternativamente la leche y la harina la levadura y la sal tamizadas:

Y por último añadimos las nueces:

Pasamos toda la mezca a un molde y lo metemos en el horno durante 45 minutos.

El olor de esta tarta es absolutamente increíble. La casa tiene un olor a especias que es único y que os enamorará al instante. Además de su sabor, su textura es húmeda gracias a la zanahoria y al cortarlo el contraste de la canela y la nuez moscada es una fiesta en nuestro olfato.

Lo dejamos enfriar y pasamos al frosting

INGREDIENTES

• 100 gramos de mantequilla sin sal a temperatura ambiente
• 300 gramos de azúcar glas
• 200 gramos de mascarpone o philadelphia
• tinte naranja

ELABORACIÓN

Batimos la mantequilla y el azúcar glas y cuando ya esté integrado añadimos el queso muy frio (recién sacado de la nevera). Procuramos echar únicamente queso (y no es que me hay vuelto loca, es que a veces se nos cuela el suero que trae el queso y esto puede suponer un desastre en el frosting).

Cuando todo esté integradito añadimos el tinte

Este frosting es un poco más endeble que el buttercream normal así que yo normalmente lo dejo en la nevera unos quince minutos para que tome cuerpo.

Una vez que está listo para usar nos ponemos a decorar. Yo corté la tarta en tres pisos y fui añadiendo el frosting.

Quería darle a la tarta un efecto cesta y utilicé la boquilla rallada. No usé la de wilton, utilicé una un poco más pequeña que me había regalado mi madre, buscando un efecto más suave, pero no caí en la cuenta de que este frosting no es tan duro y no me convenció mucho.

Luego le puse unas rosas en el borde y listo (la verdad es que este frosting no se presta a demasiadas florituras)

Y ya por último unos detallitos en fondant: unas hojitas y un conejo con su zanahoria y todo.

Bueno, espero que os haya gustado. Besazos y nos vemos en el próximo post.