5/3/13

Porque lo importante está en el interior

No sé si os ha pasado alguna vez, a mí sí y es toda una decepción. De repente véis una tarta, impresionante, muy bien decorada, con colores increibles y pensáis.... "Tiene que estar buenííííííísima" así que te pides un trozo y.... horror, la tarta es horrible. El bizcocho está apelmazado, o no tiene sabor, o está muy seco, o está duro.... tremendo chasco. 


Esa es la razón del título, y es que no sólo es importante cuidar la decoración externa de nuestras tartas, también hay que cuidar que el bizcocho interior y el relleno esté sabroso, esté jugoso y esté esponjoso.
Hay miles de recetas de bizcochos, de todos los sabores y formas inimaginables y poco a poco iré subiendo cada uno de los que se me ocurran o que me pidáis que haga. Pero no se puede empezar la casa por el tejado. Antes de decidirnos por una bizcocho más difícil, una red velvet, un brownie, un carrot cake, vayamos a lo sencillito, a la receta del bizcocho clásico. 
Y es que aunque sea el sabor de siempre, el bizcocho de siempre su sabor es impresionante y no nos dejará indiferentes, os lo prometo.
Todos tenemos una receta escondida, de esas de la abuela que usamos para hacer nuestros bizcochos. Muchos usáis el truco del yogurt para hacer los bizcochos y aprovechar la medida para sus ingredientes. La verdad es que es un bizcocho fácil y rápido para los que no se quieran complicar y aunque está muy bueno yo prefiero mi receta, la del bizcocho clásico.
Pues ahí va:

INGREDIENTES
250 gr de azúcar
150 de mantequilla a temperatura ambiente
4 huevos
250 gr de harina
8 gr de levadura química
180 ml de leche entera
una piza de sal
una cucharada de aroma de vainilla (esto es opcional, es sólamente para agudizar el sabor del bizcocho)

ELABORACIÓN
Antes de iniciar el proceso precalentamos el horno a 180
Mezclamos el azúcar y la mantequilla hasta obtener una mezcla cremosa.


Separamos las claras de las yemas de los huevos y vamos incorporando las yemas una a una a la mezcla hasta que se incorporen.


A esta mezcla añadimos la cucharada de vainilla que como ya he dicho es opcional. Yo utilizo para esto el aroma de vainilla de Vahine, que lo podéis encontrar en cualquier supermercado. No obstante, existe muchos tipos de vainilla que según vayamos elaborando postres más complejos iremos conociendo.


Ahora pasamos a preparar los ingredientes secos. Cogemos un tamizador (el mio lo compré en IKEA y va genial) y pasamos la harina, la sal y la levadura. Si no tenemos tamizador nos sirve un colador normal.


Bien ahora ya tenemos la mezcla de la mantequilla, las yemas y el azúcar, por otro los 180 ml de leche y por otro los ingredientes secos tamizados y el objetivo es mezclarlos entre sí. Pero no es tan rápido o fácil como pueda parecer. Que ¿por qué? Porque no lo haremos con la batidora sino a mano y lo haremos poco a poco alternando la leche y la harina. La razón es que de esta manera no incorporaremos aire a la masa y evitaremos que el bizcocho quede duro y poco esponjoso (el aire sólo ha de llevarlo las claras, no el resto de la masa).
Así pues iremos añadiendo primero un poco de harina:


luego un poco de leche:


e iremos alternando hasta acabar con la harina.
Ahora es el turno de las claras, que las teníamos abandonadas. Lo que hacemos con ellas es montarlas hasta obtener merengue


Una vez que tengamos un merengue consistente (el eterno ejemplo de voltear el bol y que el merengue no se caiga), se lo añadimos a la mezcla.


Esto también lo mezclamos a mano con muuuucha paciencia hasta obtener la masa final


Ahora ya toca meter al horno nuestra mezcla pero antes debemos preparar el molde. Para ello cogemos un poco de mantequilla y untamos todo el molde con ella


Y además echaremos harina para evitar que el bizcocho se pegue. He de decir que existen unos sprays especiales que facilitan que el bizcocho se desmolde, pero si no lo tenéis este truco es muy socorrido y barato.


Ya estamos listos para verter la masa en el molde y meterlo al horno a 180 durante 45 minutos


Después de salir del horno lo dejamos enfriar en el molde durante 10 minutos aproximadamente.


Después lo desmoldamos y dejamos que enfríe totalmente en una rejilla


El bizcocho así, simple y sin nada está buenísimo. Esponjoso, y con un sabor espectacular. Pero también podremos abrirlo echarle almíbar y rellenarlo de ganache. También lo podemos cubrir con buttercream o con fondant... los límites los pone únicamente la imaginación.
Este es el bizcocho básico. Espero que os guste y que os animéis a hacerlo. Espero vuestros comentarios, besitos....




3 comentarios:

  1. Hola guapa,acabo de encontrar tu blog al visitar el de Conchi, mucho dulce y poco salado, dijo que tenías cosas muy ricas y es verdad, este bizcocho lo dice todo!!
    Me quedo a seguirte para no perderme nada, cualquier cosita me encuentras en Recelandia!!
    Un besito

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  2. Hola Esmeralda, ahora mismito me voy a visitarte y a seguirte, que seguro aprenderé un montón. Besos!!!

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  3. El interior es muy importante ;)
    Un saludito

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Muchísimas gracias por vuestros comentarios. Siempre me alegra el día saber que alguien se toma su tiempo en leer mis entradas y dejarme un comentario agradable. Hacéis más bonito mi día!!!

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